APARTADO DE JUEGOS TRADICIONALES

Tengo una idea para la cual necesito un poco de ayuda. Quiero crear en el blog un apartado de juegos tradicionales, más inclinado a juegos de exterior ya que hemos entrado en la primavera y podemos aprovechar un poco más la luz del día. Si se os ocurre algún juego, me podéis enviar un correo a mi e.mail explicando un poco cómo funciona el juego y yo lo publicaré en este blog; mi cuenta de correo es: mluzsolis@gmail.com. Gracias a todos.

sábado, 28 de febrero de 2009

EL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA

Había una vez un príncipe y una princesa que se querían muchísimo. Un día, el príncipe le dijo a la princesa: -princesita mía, ¿quieres casarte conmigo?. La princesa le habló muy dulcemente y le dijo: -claro que sí que quiero mi príncipe pero primero tienes que traerme un ramito de violetas hasta aquí. Ese ramito de violetas está en lo más alto de aquella montaña que se ve a lo lejos.
El príncipe le dijo que haría lo que ella quisiera, así que se puso en marcha con todos sus amigos y se fue hacia la montaña que había indicado la princesa. Después de mucho caminar, llegaron a la cima de la montaña y allí escondidas tras unas piedras había unas flores de color violeta. Cogió un ramito y volvió a entregárselas a la princesa.
Princesa, dijo el príncipe, aquí tienes tu ramito de violetas, y ahora, ¿quieres casarte conmigo?
Príncipe, claro que quiero, pero no puedo. Necesito que vayas al Océano Pacífico y encuentres un pececito muy pequeño de colores muy vivos y me lo traigas. El príncipe se quedó en silencio y se preparó para el pedido de la princesa. Preparó un gran barco y con un grupo de marineros emprendió el largo viaje.
Pasaron varias semanas antes de que llegaran al océano Pacífico. Una vez allí, empezaron a buscar el pececito por el fondo del mar. Lo vieron nadando tranquilamente y lo cogieron con cuidado. Se lo llevaron a la princesa.
Aquí tienes tu pececito, princesa –dijo el príncipe, y ahora, ¿quieres ya casarte conmigo?
Ojalá pudiera, dijo la princesa, pero no puedo, necesito una última petición: una pelotita roja que está en el fondo de un volcán en erupción. ¿Cómo? –se asustó el príncipe, pero si está encendido no podré coger la pelotita, me quemaré.
No, -dijo la princesa. Una hora al día deja de tirar fuego y humo y se apaga, así que durante ese tiempo tendrás que bajar al volcán y coger la pelota del fondo.
Lo intentaré, -dijo el príncipe. De nuevo, preparó a sus ayudantes y a sus caballos para buscar el volcán que había dicho la princesa.
Después de varios meses de viaje, llegaron a la montaña que estaba tirando fuego y piedras. Tuvieron que esperar un buen rato decidiendo lo que iban a hacer y de pronto, ¡¡SILENCIO!! El volcán se había apagado. Así que el príncipe subió corriendo a la montaña y bajó por el agujero y ¡¡Allí estaba la pelota!! La cogió y corriendo salió de la montaña. Nada más salir de allí se oyó un ruido muy fuerte: broooooonnnnngggggg!! Era el volcán que de nuevo se había encendido y se había puesto a tirar piedras de fuego con más furia que antes. Se refugiaron en una cueva y cogiendo sus caballos cabalgaron hacia casa.
Ya pasado el gran susto, el príncipe fue a llevarle la pelota a la princesa y le dijo, bueno, ahora ya tienes lo que querías, el ramito de violetas de la montaña más alta del país, el pececito pequeño de colores del océano Pacífico y la pelotita roja del volcán, por lo tanto ¿Te quieres casar conmigo?
Si, si, si, contigo me casaré. –dijo la princesa. Y se abrazaron, vivieron felices y comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Fín.

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